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Entrevista a Antonio Bernal, artista imaginero cordobés.

  Exponente del arte religioso, un artista con el don de dotar de misticismo a sus obras, nos recibe en su taller de la Plaza de las Doblas (futura Fray Ricardo) muy cerca del Cristo de los Faroles. Un espacio colmado de obras que transmiten con sus expresiones sutiles sensaciones y en donde se fusionan la pasión, el dolor, el perdón, con los vestigios de incienso, los aromas a madera y las cálidas policromías

   Profesional, graduado en la escuela de Arte y Oficios y con más de 30 abriles dedicados a realizar obras es hoy uno de los más grandes Imagineros de España.

¿Cuáles son la diferencias que existen, si las hay, entre ser Escultor o Imaginero?

   Por supuesto que las hay, para ser imaginero antes tienes que ser escultor es importante tener una base sólida, un conocimiento, una formación amplia y acabada que te permita desarrollar dibujos, modelados, proporciones, volúmenes.

   Es, sin dudas, parte del camino que hay que recorrer para luego poder optar seguir la escultura civil o bien la religiosa, es en esta última la diferencia donde tienes que aprender a desarrollar unos caracteres muy diferentes, unas iconografías y una forma de interpretar ese sentimiento que traspasa cada imagen y a las cuales tienes que dotar de esa mística tan especial y única.

¿Cuáles fueron las primeras obras que has realizado?

   Las primeras obras llegan a partir del 90, luego de la exposición de la Hermandad de la Merced, en la cual participamos junto con un compañero y hermano de la vida Paco Romero nos adentramos poco a poco en la imaginería y siempre con el impulso de Fray Ricardo de Córdoba.

   Por nombrar alguna de las primeras obras son: EL Nazareno de Adamuz, la virgen de Badajoz de Don Benito una Soledad preciosa, luego es en Córdoba donde comienzan a confiar más en mí y me encargan el misterio de Jesús de las Penas, luego Montilla, La paz, Prendimiento, Resucitado, La Sangre muchos misterios y obras por España y América.

Sobre el estilo de las obras de imaginerías, ¿qué nos puedes contar y cómo dimensionas el estilo actual?

   El Barroco como estilo dominante nos brindó mucho, ese trabajo espectacular de los grandes maestros te lleva a estudiar las diferentes expresiones de la cara, la anatomía, interpretar ese factor de lo místico el cual te enseña así ha poder introducir y provocar en la imagen que realizas esa singular sensibilidad que requiere cada una, un halo de divinidad.

   La inspiración del arte religioso con marcada tendencia del barroco del cual llevamos tres siglos estudiando y disfrutando, el hiperrealismo del cual venimos y el realismo en donde nos encontramos y me siento, ese es el camino actual de la imaginería y por allí estamos desandando nuestro arte el cual genera lo místico. Mi obra hoy es realista y se sustenta sin dudas en lo natural.

El dolor de la belleza que conquista.

Parte del movimiento cofrade cordobés, ¿crees que se le debe reconocer al trabajo de Fray Ricardo de Córdoba?

   Sin dudas fue un revolucionario, un motor incansable, un buen padrino y un apasionado por el arte cofrade. Ha sido quién impulsa en toda Andalucía y más en Córdoba el posicionamiento de la semana santa.

   Otras ciudades como Sevilla, Málaga y Jerez iban mucho más adelante en la materia pero el impulso fuerte en Córdoba es mérito de Fray Ricardo, a quien mucho habrá siempre de reconocerle y agradecerle por todo este arte religioso que se disfruta y se vive en la ciudad.

¿Cuál es el momento, en la obra, en el cual alcanzan ese grado de satisfacción personal?

   Cada obra tiene un proceso extenso, al cual le dedicó un detallado y minucioso estudio y luego un desarrollo en dibujo.

Pero, sin dudarlo, es en el barro donde disfruto al máximo, donde se desarrolla la creación que es lo más valioso, mi idea, mi palillo, mi sentimiento y mi momento de satisfacción plena el cual me convoca a seguir por este camino, el de ser imaginero.

Si tuvieras que destacar alguna de las innumerables obras que has realizado, ¿Cuáles serían y por qué?

   Muchas obras por destacar por supuesto, cada una es única en sí misma y tienen algo de especial, para mí y para cada persona que tiene su devoción por ella; por nombrar una obra singular y trascendental es el San Juan de Ávila quizás es uno de los desafíos más grandes de mi carrera que he realizado, por su complejidad y sus características especiales.

   Ha sido un año de trabajo, documentandome y estudiando mucho, un resultado que me da mucho placer, una conjunción de todas las técnicas que como artista puedo brindar y por supuesto se puede disfrutar en el sitio más importante de esta ciudad La Catedral.

¿Cómo reconocemos una obra tuya, cual es ese sello esa impronta particular de tus obras?

   Pues se puede reconocer por supuesto, creo que es la expresión de la imagen, la mirada que transmiten cada obra que se colma muchas veces de un dolor dulce, un perdón donde no cabe el odio, la cálida y sutil policromía en los labios inferiores así como también en el estilismo de la nariz, cada obra es parte de mi familia y por supuesto tienen algo en la estética que comparten y se reconocen.

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